Unidad - Dualidad
Mientras caminaba su frustración crecía. Ningún hombre la miraba y su entrepierna ardía. Otras de acoso se quejaban sin saber lo que un verano hacía. ¡Tontas! les decía, mientras su cadera contoneaba y el andar sus senos mecía.
-Soy atractiva, soy sonrisa alegre, tengo piernas bellas y plano mi vientre.
¡No entiendo a los hombres! Maldecía en su mente, en medio de dos amigas que todas las miradas de hombres advierten.
¿Qué adolezco que nadie percibe mi corazón caliente?
En lava ardiente mi deseo amanece,
con imaginar un beso mi vida florece,
mas pareciera que este sueño no acaece
y mi vida con mis ilusiones oscurecen.
En medio del paso recordó lo que una anciana tiempo atrás le narró:
“Que ante el santo mil veces una joven amor pidió,
y por la eterna negativa, airada su imagen por la ventana arrojó.
Mientras un moreno por la calle caminaba la imagen del santo a sus pies llegaba.
Al la mirada alzar, vio a la joven horrorizada que en instantes analizaba, cómo el santo su magia realizaba.
Cortés él, a la joven la imagen regresó, y ella estupefacta, en él reconoció aquel amor que tanto anhelaba.
Así la vieja concluyó:
Que el amor acción requiere
y quien en laureles con fe lo espere
ojalá en la soledad no se hundiere.”
-¡Ni santos ni laureles! la joven a sí se contestó,
si por mis curvas nadie me quiere
por mi intelecto los hombres menos me prefieren. Del sentir ni hablar, pues ellos insensibles están,
en su vida regodeando, de sus conquistas alardeando.
- ¡No seas necia! de la siniestra su amiga exclamó. Eres atractiva y eso es más que bendición,
si le agregas tu sentir y preparación en breve harán fila un millón.
-No lo creo, de la diestra la otra esbozó. Los hombres hoy ya ni cazadores son, solo virtualidad es su diversión.
De presa fácil y dispuesta solo pueden hacer fiesta, mas el valiente corazón, solo la historia manifiesta.
Ahora que los polos han cambiado nosotras nos hemos encomendado, afinar la vista para hacerles a ellos pista
y cuando en lanza clavados los tenemos sazonados les hacemos creer que ganaron la conquista.
-Ustedes amigas, par de locas desgraciadas, que aun con celulitis sus piernas plagadas,
de los hombres todas las miradas son captadas.
Sus consejos agradezco pero todavía mis pesares padezco. Diversión no busco, menos aún costosas pieles,
quiero un ser de buen corazón,
que con sus caricias fieles,
me haga perder la razón.
A su paso las tres con la brisa al parque llegaron, y un grupo de niños jugando encontraron. ¡Dame la pelota! una bella niña gritaba mientras otro en sus manos la driblaba, y las tres cerca se sentaron para en silencio ver cómo jugaban. Mas quiso el destino que por el parque pasara una joven triste que entre labios lamentaba:
“Mis entrañas vida no engendran mi existir por ello sentido no tiene.
Mi ira me ahoga, mi dolor me retiene mi alma me ahorca y mi aire previene.
Que mi carne los gusanos devoren, que mis huesos se pudran,
que mi ser se diluya sin que los santos me oren.
¡Haber nacido nunca, engendro maldito! que al mundo me trae a vivir su ruido, sin alas de escape ni botón de olvido,
que mi alma se embarque al infinito perdido.
Soy gula asesina y de mi camino salir, que si conmigo tropiezan, pondré fin a su vivir. Si vida no paro, vida no tengo. Si sonrisas me tienden, con su vida me vengo”
Ante semejante sentimiento las tres quedaron sin aliento. Y puesta la nueva perspectiva, no tener de hombres comitiva dejó de la solterona las razones sin asiento. Angustiada la solitaria ante el cielo miró y en escena de fe a la creación suplicó:
“Luces de esmeralda alumbren mi corazón denme guía bendita que no puede mi razón”
Ante el breve conjuro en esencia los ecos del universo hicieron presencia:
“Toda proyección crea la percepción.
-el viento cual milagro en curso susurró-
… recuerda que la confianza allana la intuición.”
Así, salida de trance y con mirada transformada, ella misma concluyó:
-Ahora por mi interior velaré,
a la Unidad llegaré y conmigo misma estaré;
si mi afecto nadie desea a mí misma me amaré.
Ya no espero flores, pues yo las sembraré.


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